En el año 2005, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultural, conocida por sus siglas UNESCO, concedió a Gran Canaria la condición de Reserva de la Biosfera, muy probablemente habrás visto señalética que así lo indique o escuchado hablar de ello en alguna ocasión. Pero, ¿Sabes lo que es una Reserva de la Biosfera y por qué Gran Canaria es merecedora de tal consideración? Sigue leyendo porque en las siguientes líneas nos sumergiremos en los entresijos de uno de nuestros reconocimientos más internacionales.
¿QUÉ ES UNA RESERVA DE LA BIOSFERA?
Las Reservas de la Biosfera son zonas de características singulares en las que están presentes ecosistemas terrestres, marinos, costeros o más de uno de estos combinados y en los que se persigue conjugar de forma sostenible la conservación de la biodiversidad con la actividad del ser humano. Concretamente, este reconocimiento internacional se encuentra en el Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB) de la UNESCO. El Programa MAB se inició en los años 70, esta conformado por diferentes gobiernos y tiene como objetivo promover la investigación interdisciplinar en ciencias naturales y sociales, la capacitación en gestión de los recursos naturales, en particular sobre la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad.
Llegados a este punto, y teniendo en consideración que se trata de un reconocimiento a nivel internacional, te habrás planteado cuantas Reservas de la Biosfera existen y en cuantos países. Actualmente existen un total de 651 Reservas Mundiales de la Biosfera, distribuidas a lo largo de 120 países y cuya superficie, si las sumásemos todas, alcanzaría más de 700.000.000 hectáreas. De todas estas, 67 se encuentran en 28 países de África, 135 en 24 países de Asia y el Pacífico, 29 en 11 países de los Estados Árabes, 297 en 36 países de Europa y América del Norte y 122 en 21 países de América Latina y el Caribe.
LA RESERVA DE LA BIOSFERA DE GRAN CANARIA
En el caso de Gran Canaria, nuestra Reserva de la Biosfera abarca más de 100.000 hectáreas terrestres y marinas, lo que supone aproximadamente el 46% de la superficie total de la isla, con tres zonas diferenciadas, según el grado de protección de que dispongan: zona núcleo, zona de amortiguación y zona de transición. La zona núcleo comprende 6.423,55 hectáreas, es el espacio en que se podemos encontrar una mayor cantidad de elementos naturales destacables y donde existen figuras jurídicas que tienen como objetivo garantizar la conservación y preservación de la diversidad biológica que presenta, limitando en gran medida la actividad humana. Dentro de ella se pueden encontrar espacio naturales tan reconocibles como las Reserva Natural Integral de Inagua o la Reserva Natural Especial de Güi-Güi.
La zona de amortiguación es aquella otra que rodea a la zona núcleo, en el caso de nuestra isla abarca 35.939,99 hectáreas de los parques naturales de Tamadaba y Pilancones, Parque Rural del Nublo en la parte terrestre y una franja marina de 200 metros en Güi-Güi. En este entorno se permite la actividad humana siempre y cuando sea respetuosa con el entorno y siguiendo una directrices de conservación que vienen dadas por el organismo encargado de la protección de la reserva.

Finalmente tenemos la zona de transición, la de mayor amplitud y menores restricciones, con unas 61.232,90 hectáreas y que comprende zonas terrestres de Fataga, Riscos de Tirajana, Tauro, Amurga, Caldera de los Marteles, Paisaje Protegido de las Cumbres, Nublo II y marinos de los Sebadales de Güi-Güi y la Franja Marina de Mogán. De los veintiún municipios que conforman la isla, la Reserva de la Biosfera se extiende por nada menos que siete de ellos, concretamente los de Agaete, Artenara, La Aldea de San Nicolás, Tejeda, Vega de San Mateo, San Bartolomé de Tirajana y Mogán.
En estos entornos coexisten especiales vegetales, como el escobón (Chamaecytisus proliferus), la magarza de cumbres (Argyranthemun adauctum) o la crestagallo de pinar (Isoplexis isabelliana) con otras animales como puede ser el pinzón azul de Gran Canaria (Fringilla teydea ssp. polatzeki), el gavilán (Accipiter nisus ssp. granti) o la lisa rayada (Chalcides sexlineatus ssp. sexlineatus) y, por supuesto, con la actividad humana con sus usos y tradiciones, como la pesca artesanal, agricultura o ganadería, engarzadas en un paisaje de casas-cueva y celebraciones rituales ancestrales.
En próximos artículos profundizaremos en todos estos aspectos que configuran nuestra isla como un auténtico laboratorio de biodiversidad y tradiciones. ¿Te animas a continuar nuestro viaje?


